Tú y yo, recorrimos sendas secretas y otras muy transitadas, pero que hicimos nuestras con el caminar de nuestras emociones por ellas. Aprendimos que el amor más que un sentimiento puede llegar a ser algo inexplicable que se siente como una explosión interna que te lleva a descubrir la esencia de la persona que sabe mirarte a los ojos y hablarte con ellos a través del silencio.
En mi hay un trocito de ti y supongo que en ti, otro poquito mío. Quizás, no sigamos el camino juntos, pero ha sido todo tan sano y tan auténtico, tan sincero y bondadoso, que sigues siendo alguien importante en mi vida. Mi punto de inflexión.
Aunque esta sea una carta de despedida, yo no lo considero, porque no quiero hacerlo y porque creo que decirte adiós para mí es algo imposible. Seguirás ahí, aquí dentro y de otras muchas formas, porque cuando conoces a alguien y te deja entrar en su vida, a pesar de todo, es imposible borrar su rastro.
Cuanto amor me llevo, cuanto amor me has dado. Cuanto amor envuelto dentro de esta carta…
aunque siga queriéndote más allá de la muerte;
y acaso no comprendas, en esa despedida,
que, aunque el amor nos une, nos separa la vida”
-José Ángel Buesa-
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