Quien dijo que el corazón de una mujer es débil, se equivoca.
Es un espacio inmenso donde todos caben, donde a todos se atiende, y donde no existen normas externas, porque ella es leal a sus principios y a sus valores. Ha batallado en tantos escenarios que elige guardar los triunfos para sí misma, y las decepciones como caminos recorridos de los que obtener un aprendizaje.
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