Lamento



Cada amanecer despierto con la esperanza de comprender que causó la destrucción de todo lo que fuimos; quizá fue originado por una constante desconfianza, o posiblemente, fui la pieza de un juego del que perdí la partida por influencia del enemigo. Sea cual sea el motivo, perdimos los dos y…  lo peor de todo, es que nos amamos, algo que jamás escuché pronunciar en tus labios, sin embargo, siempre percibí en tu mirada e incluso en tus silencios.

© 2018 J. Costa 

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