Los viajes se viven 3 veces: cuando los soñamos, cuando los vivimos, y cuando los recordamos”
Es realmente maravilloso planear un viaje, y más si es con la persona que amas, sueñas con el lugar y todo en lo que realizarán juntos... Eso de buscar el lugar, pasajes, estadías, te hace volar te vuelve ansiosa y desesperas porque el tiempo pase muy rápido.
Luego está el viaje en si, cuántos momentos por compartir y disfrutar, tomados de la mano.
Pidiendo al tiempo que alargue los segundos, los minutos, las horas y los días. Ese sentimiento de seguir perdidos en algún lugar del mundo sin querer retornar.
Luego está el tiempo después, cuando recordamos ese viaje, todos los bellos momentos que llegan a tu memoria, y mientras das un breve repaso por la experiencia del viaje, lo vuelves a vivir nuevamente, intensamente, así es como lo siente tu corazón.
“Una vez que el virus viajero te pica, no hay antídoto posible y sé que estaré felizmente contagiado para el resto de mi vida”.
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