Si echo la vista atrás este 2022 no solo no me puedo quejar en absoluto sino que tengo mucho por lo que dar gracias.
Este año he vivido momentos muy intensos y especiales, lágrimas de emoción y de alegría, brillo en los ojos, enormes sonrisas en los labios y un gran sentimiento de gratitud, porque creo que soy muy afortunada por todo lo que me sigue regalando la vida.
Lo bonito, que es mucho y lo que me enseña lo no tan bonito, pero que me hace crecer y ser mejor persona cada día o al menos, así lo siento yo.
Aunque ya lo tenía muy presente antes de que el virus irrumpiera en nuestras vidas poniéndolo todo patas para arriba, la pandemia me ha enseñado que solo existe un tiempo y ese es el presente. A la hora de vivir no existen prórrogas, lo único que se pierde en esta vida son oportunidades y hay que aprovechar todas las que la vida nos da, al máximo.
Hay trenes que solo pasan una vez y hay que subirse a ellos aunque sea en marcha.
El mañana es incierto, tanto, que podemos decir que no existe, hay que vivir el hoy.
Quizá también por ese mismo motivo este año he cumplido grandes sueños que se convirtieron en metas y ahora metas cumplidas, viajes que llevaban muchos años en mi imaginación , acompañados de la frase “un día iremos a…” y este 2022 tengo 365 días para irlos haciendo realidad.
Uno de ellos empezó su camino este 15 de abril 2022, tomados de la mano hicimos un hermoso recorrido por uno de los paises que mas nos gusta como familia, la alegría de mi hija al regresar después de 15 años y el nuestro después de dos años.
Lo mas hermoso fue ver su sonrisa cada vez que venia a su memoria lugares que conoció cuando aun hera pequeña . Nos hicimos una promesa como padres y fue visitar muchos destinos cuando fueran adultos e incluso regresar a los que ya visitamos, porque cada viaje es una experiencia nueva, que nos transforma y nos edifica.
Nuestro sueño futuro regresar con nuestros nietos y mis otros hijos.
Pero si esto no era motivo suficiente para dar gracias aún faltan otros grandes viajes y grandes sueños que serán una realidad y otros viajes no tan grandes pero que también están en mi lista de lugares deseados, países inexistentes incluidos.
Si, lo se, tengo muchos sueños, es una lista que nunca deja de crecer. Disfruté de ese viaje con mi niña, la que me acompaña siempre en cada una de mis aventuras y qué lo vive todo con curiosidad infinita, alegría y gratitud por los regalos que nos hace la vida.
En ocasiones piensas que cuanto más viajas menos te sorprenden las cosas que ves y este año 2022 he podido comprobar que no es así ni mucho menos, el mundo me sigue sorprendiendo tanto como el primer día que cogí un avión. Soy capaz de emocionarme tanto o más que antes, consciente cada día más de la fragilidad de cada momento, que se me erice la piel y que me caiga una lágrima.
Con la pandemia he aprendido no solo que cada minuto es un regalo, sino que viajar es un lujo y no solo por una cuestión de dinero.
Hemos aprendido a vivir con test de antígenos y PCR, certificados de vacunación y un sinfín de pruebas, formularios y requisitos, como si cada viaje se tratara de una gincana.
Pero los regalos 2022 no han acabado ahí.. Cada viaje es un descubrimiento de una parte de mi, conocer otros lugares y culturas ha sido también una forma de conocerme mejor y crecer como persona. ... y cuando vuelves, ves que todo está igual pero tú ya no eres la misma.
La vida es el auténtico viaje y lo importante es disfrutar de cada etapa del camino
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