En este día haré una oración por aquellos que se nos adelantaron y fueron ante la presencia de DIOS; pondré flores y prenderé velas.
A pesar de los años transcurridos, mis muertos siguen aquí, y viven en mi corazón; están conmigo, en mis hermosos recuerdos, y por siempre.
Haré un festejo en sus nombres, para que en donde se encuentren sepan que no los he olvidado.
Siempre los recordaré con amor y cariño.
Agradezco a Dios por haberme concedido el privilegio de conocer a seres humanos excepcionales.
Solo tengo agradecimientos en mi corazón. Y aunque hay tristezas por sus partidas, también guardo bonitos e inolvidables recuerdos.
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