Olores


*Evocan tramposos tiempos que fueron y ya no son.
Cómo juegan con nuestra nostalgia sin llamar previamente, cual niño impaciente.
Cómo nos toman desprevenidos y chocamos con nuestras propias sensaciones, nuestros propios recuerdos, realidades muy nuestras. Exclusivamente nuestras.
Porque el olor es el más subjetivo de los sentidos y a su vez el más conmovedor e inquietante. El más adictivo.
Porque provoca a la mente. ¡Y cuanto nos gusta recrearnos en ellos!
El olor a azahar en nuestra terraza las noches de verano.
El olor a metal de tus abrazos.
La brisa fresca del mar.
Te huelo en cualquier sitio, no importa dónde*.

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