Cuando estamos sufriendo, tenemos la tendencia a pensar que esa sensación durará por siempre, que ese dolor jamás desaparecerá. Sin embargo, en realidad la vida está en constante cambio, por lo que las situaciones que estamos viviendo hoy, no serán permanentes sino que darán paso a otras vivencias. Ser conscientes de que la vida implica un cambio constante no solo nos permite lidiar mejor con el sufrimiento sino que también nos facilita practicar el desapego y aceptar con mayor ecuanimidad los cambios.
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