En esta edición 2019 del desfile de alebrijes monumentales participaron piezas procedentes de 10 estados como la Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Tabasco y Tlaxcala. "Se trata de una muestra de Arte Popular mexicano, que permite continuar con una tradición cultural moderna, además de contribuir a su conocimiento, preservación y valoración"
Tras el recorrido, los alebrijes permanecerán a lo largo de Paseo de la Reforma, entre las glorietas del Ángel de la Independencia y la Diana Cazadora, desde 29 hasta el 17 de noviembre, yo los vi el 31 de Octubre 2019
Por sus vibrantes colores y elaborados detalles, los alebrijes son artesanías muy populares. Originarias de México, hoy podemos encontrar estas figuras fantásticas en todo tipo de lugares, desde mercados tradicionales hasta en colecciones de museos alrededor del mundo.
Si bien se podría pensar que se trata de una antigua tradición, los alebrijes en realidad fueron inventados hace apenas unas décadas, durante la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, que su historia sea corta no quiere decir que no sea fascinante. A continuación te contamos un poco sobre las características de estas figuras de fantasía, así como el peculiar acontecimiento que inspiró su creación.
¿Qué son los alebrijes?
El alebrije es una artesanía mexicana hecha tradicionalmente con la técnica de la cartonería. Se trata de una figura fantástica que combina elementos fisionómicos de varios animales, ya sean reales o imaginarios, y se caracterizan por estar pintados de colores vibrantes.
Y, ¿cómo se hace un alebrije? Todo empieza con una base de alambre quemado que se dobla y moldea para formar el esqueleto de la figura. Posteriormente se cubre con varias capas de periódico y engrudo, usando cartón para darle volumen. La figura de base se pone a secar al sol, y una vez seca se le agregan elementos más detallados, como ojos, picos, alas y garras.
A continuación se alisa la superficie de la figura, y después se cubre con una capa de pintura blanca de base. Finalmente, el alebrije es pintado de varios colores diferentes y decorado con puntos, rayas y otros patrones. Al no usarse moldes para su creación, cada alebrije es único e irrepetible.
Pedro Linares y el origen de los alebrijes
Pedro Linares López nació en 1906 en la Ciudad de México. Cartonero de profesión, Linares trabajaba en un taller en el barrio de La Merced, cerca del Centro Histórico de la ciudad. Al igual que su padre y abuelo, el artesano se dedicaba a la creación de objetos de papel maché, incluyendo piñatas, esqueletos, máscaras y figuras para la quema de Judas.
En 1936, cuando tenía 30 años, Linares se enfermó de gravedad y cayó en un sueño profundo. Se dice que durante el tiempo que estuvo inconsciente, Linares soñó que se encontraba paseando en un bosque extraño. Ahí se topó con varias coloridas criaturas, desde un burro con alas y un león con cabeza de perro hasta un gallo con cuernos de toro, y todas gritaban la misma palabra: alebrijes. Linares eventualmente se recuperó de su enfermedad, y al regresar a trabajar decidió usar sus habilidades como artesano para replicar las criaturas fantásticas de su sueño.
Las coloridas quimeras poco a poco fueron ganando popularidad, y pronto otros artesanos comenzaron a imitar las creaciones de Linares. En 1975, la cineasta británica Judith Bronowski hizo un documental sobre su trabajo, lanzándolo a la fama tanto nacional como internacionalmente. El artesano también llegó a hacer varios alebrijes para Frida Kahlo y Diego Rivera, cuya colección se encuentra hoy en el Museo Anahuacalli en la Ciudad de México.
En 1990, Pedro Linares recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en celebración a su trayectoria artística y a sus contribuciones al arte popular mexicano. El artesano falleció dos años después a la edad de 86 años, pero su familia continúa la tradición de los alebrijes hasta el día de hoy.
Los alebrijes de Oaxaca
Aunque los alebrijes se originaron en la Ciudad de México, artesanos de otras partes de la república no tardaron en hacer sus propias versiones. Esto es particularmente cierto en Oaxaca, donde varios artesanos, como Manuel Jiménez, combinaron las tradicionales artesanías de madera tallada de la zona con las ideas de Pedro Linares.
Si bien mantienen los colores vivos de sus contrapartes de papel maché, los alebrijes oaxaqueños se hacen con madera de copal y se inspiran en la idea de los nahuales, seres sobrenaturales que tienen la capacidad de transformarse en animales. Esta forma de hacer alebrijes se extendió a otros pueblos, y hoy hay tres comunidades principales que se especializan en la creación de las figuras de madera talladas: San Antonino Arrazola, San Martín Tilcajete y La Unión Tejalapam. Se estima que hoy existen unas 150 familias de artesanos que se dedican de lleno a la producción de alebrijes.
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