La historia de amor se concreta




 
El amor de la pareja viene de Dios mismo.
Esta es también la gran propuesta de Dios creador. Vale la pena vivir
el amor de la pareja: un amor generoso, sin limites ni reservas; un amor
que trabaja por superar las dificultades y que llega a ser vocación de
plenitud.
Vale la pena creer en el amor de la pareja, porque Dios —que es el
Amor— la ha creado a imagen suya. Vale la pena amar al otro, porque el
amor de los esposos cristianos no es un amor cualquiera, sino que es el
mismo amor que Dios nos ha comunicado y que se comparte.
Habéis pasado de "no querer vivir el uno sin el otro" a "no poder vivir el
uno sin el otro".
Os habéis querido de tal manera que habéis hecho la promesa del
"amor sin retorno".
Entonces es cuando el amor conyugal se convierte en signo del amor
de Dios al hombre.

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